Ernesto Borges, el ‘preso de Castro’: 25 años de encarcelamiento

El exoficial del MININT Ernesto Borges ha permanecido casi la mitad de su vida en las cárceles cubanas, donde ha sido sometido a torturas físicas y psicológicas

Ernesto Borges, el ‘preso de Castro’: 25 años de encarcelamiento

Mientras que en enero de este año era liberada Ana Belén Montes, la espía del régimen cubano considerada una de las más perjudiciales en la historia de Estados Unidos, en la Isla se acercaba a los 25 años de encarcelamiento Ernesto Borges, conocido como “el preso de Castro”, uno de los prisioneros políticos cubanos que más años lleva en prisión.

Durante 17 años, Montes espió para La Habana, causando un extenso daño a Estados Unidos y poniendo en peligro la vida de miles de personas. No en vano en 2002, apenas un año después de su detención, Fidel Castro la llenaba de elogios al catalogarla como una persona “noble”, “buena”, “excepcional”. También dijo que merecía “respeto y admiración”. Ana Belén Montes fue acusada de espionaje y condenada a 25 años de cárcel y cinco de libertad condicional.

En cambio, en 1998 Ernesto Borges fue arrestado cuando, siendo un joven capitán de la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior (MININT), se disponía a entregar a funcionarios de la entonces Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana un listado de 26 espías cubanos que la Seguridad del Estado ingresaría en territorio estadounidense y varios países de la OTAN. Fue acusado de espionaje en grado de tentativa porque ni siquiera llegó a cometer el delito; primero fue condenado a pena de muerte, la que después fue conmutada a 30 años de privación de libertad. En ese entonces Borges tenía 32 años de edad.

El martirio

Ernesto Borges ha permanecido casi la mitad de su vida en las cárceles cubanas, donde ha sido sometido a torturas físicas y psicológicas. Durante los primeros 10 años estuvo en celdas semioscuras, semitapiadas y con poca ventilación; permaneció más de dos décadas sin poder ver, hablar o abrazar a su hija, la cual apenas tenía cuatro años de edad cuando su padre fue encarcelado. A Borges también le han negado asistencia médica pese a que su salud se ha resquebrajado: tiene una hernia inguinal y cataratas; ambos padecimientos requieren de un proceso quirúrgico que, primero le negaron, y luego Borges rechazó por el riesgo para su vida.

En 2020 su madre, Santa Ivonne Pérez, falleció, y el preso político fue conducido a la funeraria por varios oficiales de la Seguridad del Estado, esposado de manos y pies, como si fuera un reo sumamente peligroso; la visita duró pocos minutos en los que ni siquiera le permitieron abrazar a sus familiares para mitigar el dolor.

Poco después del fallecimiento de su madre, fue trasladado a un régimen de menor severidad en la prisión conocida como Combinado del Este, en La Habana. Luego, recibió el primer pase carcelario para visitar a su familia, aunque bajo la amenaza de que, si daba declaraciones a la prensa, sería enviado nuevamente a un sistema de mayor severidad, lo cual significaría quitarle la visita a su familia una vez por mes.

En julio de 2021, como castigo por denunciar un brote de COVID-19 en la prisión, las autoridades carcelarias volvieron a ubicarlo en un régimen de mayor severidad.

“El preso de Castro”

Según las leyes militares cubanas, Borges debía cumplir en la cárcel una tercera parte de la condena, o sea, una década. En 2012, cuando ya llevaba 14 años preso, y ante la negativa del Gobierno a liberarlo, inició una huelga de hambre que solo abandonó cuando el cardenal Jaime Ortega Alamino le comunicó que intercedería por él ante Raúl Castro. Sin embargo, la respuesta de Castro fue que los exmilitares presos “eran un caso de él” mismo, según relató su padre, Raúl Borges.

Su situación contrasta con la de los cinco espías cubanos en Estados Unidos, quienes, al igual que Ana Belén Montes, estuvieron involucrados en hechos de sangre, como el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate, en el cual murieron cuatro pilotos voluntarios. El régimen cubano condecoró a estos cinco espías como héroes e implementó una intensa campaña mediática por su liberación.

Los cinco agentes serían liberados en medio de las conversaciones con la administración de Barack Obama, tres de ellos intercambiados por Alan Gross (ciudadano estadounidense acusado de espionaje en Cuba) y Rolando Sarraf Trujillo, excapitán de la Inteligencia cubana condenado por espiar para la CIA y preso en Cuba desde 1995. Sin embargo, al parecer, Borges no ha sido de interés para ninguna de las administraciones estadounidenses que han negociado con La Habana.

Un enfoque humanitario

Para Borges, las atrocidades que ha padecido en prisión, e incluso las amenazas de muerte, se deben a que él nunca ha claudicado o pactado, ni siquiera ante las decenas de ofrecimientos de colaboración con la Seguridad del Estado a cambio de su libertad.

Para Prisoners Defenders, una ONG que lo reconoce como uno de los más de 1.000 presos políticos existentes actualmente en la Isla, “el maltrato que sufre [Borges] necesita un enfoque humanitario urgente tanto por parte de la comunidad internacional como de las autoridades cubanas. Tiene los requisitos procesales necesarios para obtener de inmediato la libertad condicional”.

El 17 de julio pasado, Borges cumplió 25 años de encarcelamiento. A sus 57 años de edad y con casi la mitad de su vida tras las rejas, sobrevive, pero enfermo y bajo coacción, no con la esperanza del perdón sino de que se haga justicia y de vivir el resto de su vida en libertad, intentando recuperar el tiempo perdido junto a su familia e hija.